Hoy empieza Documenta
Madrid y por primera vez en ocho años no voy. Cuando hace dos semanas me
despedía en Málaga de la gente sentimos algo extraño, pues lo ordinario hubiese
sido decirnos “nos vemos en unos días en Madrid” y este año no. En 2006, mi primer
año en Alcances, acudí a este festival. Entonces uno era como un agente de
seguros, intentando vender el proyecto y que queríamos contar en el circuito.
Antonio Delgado, fundador y director del
Documenta, me dio una impresión curiosa. Si ustedes tienen en mente que
los directores de festivales con como sabios decimonónicos, olvídense. En la
gala de inauguración proyectaron un documental que el hijo de Buñuel hizo sobre
Calanda en los años 60. La gracia estaba en que cuando salía la legendaria
tamborrada del Viernes Santo, apareció en escena un grupo (cofradía, creo que
las llaman allí) que la tocó en directo, en paralelo a las imágenes. En un momento dado sacaron a Antonio y se puso a
llevar el compás con un tambor. Entre el público, pensé que vaya festival era
ese en el que el director era capaz de hacer esas cosas.
Fue el inicio de una
gran amistad. Con el tiempo descubrí que Antonio era capaz de eso y mucho más
por sacar el Documenta adelante. Desde trajearse como un ejecutivo para hablar
con alguna autoridad hasta irse a China. En 2009 me hizo el honor de ser jurado
de su festival y pude observarle más de cerca.
Se desvivía por Documenta, se quedaba sin comer, hacía el pino puente si
era necesario. El secreto era una vitalidad inagotable, que le llevaba en sus
vacaciones a viajar como un mochilero de 20 años por el mundo y a tragarse
horas de autobuses infames, sin usar nunca su condición de alto cargo en el
área de Cultura del Ayuntamiento de Madrid para pedir privilegios. Viajes de
donde volvía cargado de películas, libros y su gran pasión, cómics. Se
mimetizaba con el entorno. Recuerdo que en 2007 fue jurado nuestro, y cuando
íbamos todos al restaurante donde entonces se celebraban las deliberaciones, empezó
a explicarle a sus compañeros el Cádiz antiguo, donde estaba el Manteca, etc.
Se ganó el dudoso honor de ser citado en el libro que escribí sobre el 40
aniversario de Alcances.
Pero aparte de su
persona irrepetible e intransferible, Antonio hizo del Documenta un espacio
mítico. En mi formación no reglada como programador de festivales fue crucial
conocer este evento madrileño. Por la gente que conocí, que en algunos casos ha
superado el funcional estado de “contactos” para pasar al de amigos, por
acceder a sus mastodónticas pero completísimas proyecciones, que me permitió pulirme
como programador, por las experiencias vividas allí, por aquel mítico jurado
del que formé parte. Si Alcances es lo que es hoy en día, es en gran medida por
haber podido formar parte estos años de la pandilla del Documenta, que me
permitió saber por dónde iban los tiros en esto del documental moderno, y donde
había que poner el ojo. Documenta forma parte de mi memoria personal tanto como
profesional, pleno de momentos que se perderán como lágrimas en la lluvia. Va
en paralelo con otro festival que adquiere las mismas proporciones legendarias,
L’Alternativa de Barcelona, que ha sufrido este año la retirada de Margarita
Maguregui, que lo deja por propia iniciativa. Alguien que también ha influido
en mi pensamiento festivalero profundamente, y del algún día les haré una
semblanza.
El año pasado Antonio
fue vilmente destituido del Documenta. De acuerdo que nada es eterno, y los
cargos cambian, pero en su caso fue una destitución humillante y vergonzosa. Cayó
no por motivos objetivos, sino por la depuración de cargos en el Ayuntamiento
madrileño tras la marcha de Gallardón a quitarse la careta de moderado en el
gobierno. Primero putearon la edición 2012 del Festival a unos niveles
demenciales y una vez vieron que a pesar de todo salió lo echaron por burofax,
con un segurata acompañándole en su despacho para ver que sacaba y demás
accesorias. Es increíble el desprecio que los nuevos ejecutivos, tanto públicos
como privados, sienten hacía unos trabajadores que tratan como material
gaseable. Lo viví de cerca en la reciente masacre laboral del Grupo Joly. Hace
poco supe de un caso en que una trabajadora fue despedida mientras estaba en
urgencias por un problema de su madre. Hasta allí llegó un ejecutivo que le
exigió el teléfono y el portátil de empresa in situ. Creo que si estos
directivos en vez de vivir ahora hubiesen vivido en la Alemania de los años 30,
estarían en los libros de Historia como criminales de guerra. La mentalidad la
tienen.
Todo el esfuerzo,
entusiasmo, profesionalidad, y trabajo de Antonio solo le han servido para ir
al paro más flagrante y a tiempos difíciles, de los que espero sinceramente
salga pronto, pues un talento como el suyo no debe desperdiciarse. Hoy empieza
el nuevo Documenta, más diluido, seguramente válido, pero ya no será igual. Hoy
debería estar en Madrid, perdiéndome como todos los años la tarta que hace mi
hermana por el día de la Madre, pero no, ya no. Qué responsabilidad para los
que seguimos vivos en esto de los festivales. No tenemos que hacer nuestra
labor sólo por nuestros eventos, sino también por todos aquellos que han caído
en el camino, para vindicarlo de algún modo. Va por ti, Antonio.
(De nuevo no me deja incrustar este youtube, sorry)
Lo malo es la impunidad con que hacen estos descalabros. Fíjense en el festival de cine de Gijón, por ejemplo.
ResponderEliminarNo creo en el equilibrio del Karma en el cosmos, pero a veces uno desearía que existiera, y que a algún jerifalte de estos un día le acompañe un segurata a su despacho mientras le retiran el Ipad.
Joputas.
Como dice: "El secreto era una vitalidad inagotable..." y la pasión y el amor por el cine. Este post me parece el reverso del anterior; un hombre que hacía lo que tenía que hacer y al que, por lo que dice, merece la pena querer. Se lo merece él y Usted a él; aunque también podríamos felicitarnos por el ascendente personal e intelectual que en Usted tiene (aunque los mimbres ahí estaban)
ResponderEliminarComo ocurre con la amistad y otros afectos, nada se nos hace tan presente como la ausencia (por poco tiempo, espero). Un abrazo.
Don Micro, yo en lo que creo es la guillotina gratuita para unos cuantos que tengo en mi lista. Coincido, rejoputas.
Dice un amigo mío de Madrid que no hay que ponerse tampoco muy extremo. Que guillotinando solamente a unas mil personas, se arreglaría todo-todo.
ResponderEliminarPues sí, Guiomar, alguien que merece la pena querer y admirar. Contaré algo que no metí en el post. El año que fui jurado, 2009, estuve en la gala de entrega de premios, donde incluso tuve un breve papel entregando uno. LA gala fue un desastre de libro, llena de cosas dignas de Mister Bean. Yo pensaba que algo así me pasa en Alcances y tomó una cápsula de cianuro. Pero luego Antonio estaba encantado. Era consciente de que había sido un caso, pero su filosofía era que este trabajo era tan maravilloso que hasta había que disfrutar de los errores. No es casualidad que a partir de entonces yo me agobiara menos con los fallos y los posibles errores de Alcances, y supiera verles la parte lúdica. Solo por este magisterio ha merecido la pena conocerle.
ResponderEliminarMicroalgo, discrepo de su amigo madrileño tan moderado. Yo cada vez creo que faltan plazas en España para tanta guillotina. Es que me acabó de enterar que a la infantita le han salvado los muebles. Como dijo Arcadi Espada, las infantas pueden ir a la guillotina pero nunca a los juzgados. Lo colgué una vez en el Facebook, pero no resisto repetirlo aquí.
http://www.youtube.com/watch?v=QamvkoJKfd8
En vez de "caso" es caos, sorry.
ResponderEliminarQué horror. Para completar los horrores del día, me acabo de enterar de que a Ara Malikian le han denegado la nacionalidad española. Vergüencita, me da.
ResponderEliminarMiguel Rellán es uno de los mejores catores españoles de todos los tiempos. Tiene un libro que se llama "seguro que el músico resucita", que tengo en casa y que le prestaré de mil amores en el próximo encuentro del Club de Lectura.
ResponderEliminarRellán es un tipo inquieto, hace 10 años dirigió el cortometraje que les enlazo, además de ser licenciado en Medicina. Por cierto ¿no les recuerda físicamente a un habitual del club de lectura?
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=p1DQqxHX3uw
Pues, ese corto recuerdo haberlo visto en un Alcances, fíjese Usted. Está muy bien; y no se nos puede pasar por alto que al final aparecen una silla y una tele. Y es que, según lo veo, los conservadores son gente de orden, lo que hay les parece bien; para un revolucionario, el orden que hay no es suficiente, quiere más orden (la silla y la tele). No lucha por conquistar una nueva forma, quiere que algo que fue alguna vez, sea otra vez: el Paraíso Perdido.
ResponderEliminarEn el fondo, todo revolucionario es un reaccionario que busca el orden contra el desorden. Hitler, en ese sentido, fue un gran revolucionario, José Antonio, también, el Capitalismo, el mayo francés, la Revolución rusa, la francesa, la China...Se hace la revolución, no para cambiar el mundo, sino porque el mundo ha cambiado, y eso.....
Lo contrapongo a la rebelión. El rebelde, no tiene un plan. Actúa desde el escepticismo, sin buscar réditos y un rasgo que le
distingue, es que no triunfa nunca. Espartaco, Jerónimo, Rousseau, Montaigne....
Ejjem.
ResponderEliminarPues también tengo un par de libritos de Sławomir Mrożek por casa, que pueden ir en el msimo lote...
Don Micro,habrá querido decir: "Je je...m",¿no? Cuando sea, me pido esos libritos, uno, por lo menos.
EliminarPues ayer los busqué (el de Rellán, que es divertidísimo, y los dos de Mrożek), y ya los tengo localizaditos, para cuando Ustedes quieran (por cierto, los polacos se descojonan con nuestra pronunciación de los nombres que llevan "la ele tachá" (ł) por medio... ni "Voitila" ni "Valesa": Voitiua y Vauelsa. Y el escritor gamberro éste se llama "Sualomir Morsek", contra todo pronóstico gramático ibérico).
ResponderEliminarMe da que los polacos, además de ser invadidos por aquel infame alemán, también lo fueron por el Imperio Romulano, fijo. Nuestros polacos al menos, tienen nombres más pronunciables, donde va a parar, Josep, Jordi,Carles, el crupié Grabié, uy, éste no.
ResponderEliminarGrabié el cuprié, el que tiene un genario daleao.
ResponderEliminarMítico, el Grabié.
Bueno, veo que en mi ausencia esto se está convirtiendo en un zoco cultural, eso está bien. Aunque debe tener mérito poseer una biblioteca donde convivan Rellán, del que por cierto insisto en mi pregunta de si les recuerda físicamente a alguien del club de lectura y el polaco Mrozek, sea con l o u.
ResponderEliminarGuiomar, interesante aportación sobre la diferencia orden desorden. El fascismo intentaba precisamente poner orden integrando en un corpus nacional y desactivando la lucha de clases, aunque al final siempre tiraban hacia el sector financiero y empresarial. Yo creo que actualmente la gente de orden se ha hecho anarquista. Porque el viejo sueño libertario de la abolición de los estados lo están haciendo ellos, para no tener trabas en su enriquecimiento masivo y saquear lo que haya que llevarse. Aunque sé que se va a enfadar, no puedo por menos que darles las gracias a usted y al señor Microalgo por asomarse por aquí. Y darle la enhorabuena por el 8'30 que me he enterado (¿O era 50?) Abrazos a todos.
Pues, estoy de acuerdo con Usted: ni en los sueños más desaforados del Anarquismo Utópico habría tenido cabida lo que hoy están consiguiendo, desmantelando el Estado. Quizá aún se esté a tiempo, creo que estamos en esa encrucijada. La izquierda revolucionaria nunca ha sido utópica, porque si lo fuera, creería que existe una meta, un Paraíso Perdido y ya sabemos que la lucha es, por definición, interminable.Esto no se acabará nunca.No estoy segura, pero creo que en la película "Los verdugos también mueren" de Lang se dice que, nunca habrá suficiente justicia ni libertad; ¿o era en "Espartaco"?
ResponderEliminarBueno, muchas gracias a Usted. Ande ya, me voy a enfadar yo. Y es un 8,417 exactamente; ahora toca segundo asalto;"asalto", me gusta esta palabra.
Sí, se parece porción a quien sabemos.